jueves, 13 de marzo de 2008

"Un cuchillo sin hoja, que carece de mango"

De Georg-Christoph Lichtenberg.
(1742-1799). Alemán y jorobado, aqui algunos aforismo de este señor que en su época fue blanco de elogios de Goethe, Kant y Tolstoi. Y que, según Breton, entre otras tantas cosas, ha descrito 62 formas de apoyar la cabeza sobre la mano. Esperamos conseguir otros textos del autor.


Era de aquellos que siempre quieren hacer más de lo que se les pide. Es una abominable cualidad en un criado.


El grado más alto donde puede elevarse un espíritu mediocre, pero provisto de experiencia, es el talento de descubrir las debilidades de los hombres que valen más que él.

Aquel hombre tenía tanta inteligencia que no servía para casi nada en el mundo.

A. ¿Por qué no acude en ayuda de su suegro? - B. ¿Por qué? - A. Es muy pobre. - B. Sí, pero es trabajador, y no tengo bastante fortuna como para hacer de él un holgazán.

"¡Hay muchas personas que son más desgraciadas que tú!".
Esto no da un techo bajo el cual se pueda habitar; sin embargo, el argumento es lo bastante bueno para proporcionar un abrigo donde refugiarse de la tormenta.




Tío Bewrkzogues

De Osvaldo Lamborghini.
Hoy reconocido como uno de los pilares fundamentales de la nueva narrativa argentina, nació en Buenos Aires en 1940 y murió cuarenta y cinco años después en Madrid. En vida publicó tres libros: El Fiord (1969), Sebregondi retrocede (1973) y Poemas (1980). Tío
Beewrkzogues forma parte del segundo libro. http://photos1.blogger.com/blogger/6231/1586/320/lamborghini1.0.jpg


No se puede responder. No se puede responder. No se puede responder. 4) No se puede responder.
No se puede responder. No se puede responder. 3) No se puede responder. No se puede responder.
La estrangulé. La estrangulé con una corbata roja a pintas blancas. Después la poseyí. ¡Lo costosas que han sido estas nupcias! Oh madre, oh madre, oh madre. No se puede responder. 2) No se puede responder. No se puede responder. No se puede responder. Papá mirame a los ojos. Cuando tenga una casita blanca, completa-blanca, juro que no la mancharé de sangre. Me cuidaré bien de hacerlo. Será una casita blanca perfecta sobre una loma verde y yo. Yo no asesinaré a nadie ahí. Salvo algún descuido o desliz. Este liz. A nadie ahí asesinaré. Matar es un disgusto. No mataré entonces en la casita blanca como la leche. Allí no habrá ninguna salpicadura de sangre, ningún huesito con la huella de mis dientes. Ni la gillete estará oxidada por causa oscura, ni nadie me vendrá con frases de cordel, el cordón de la cortina, la corbata. Cortar. Ni la frase ni el calibre de la frase. Tirale bajo, a las piernas no más alto. No haré nada malo allí. Matar. Por favor. No mataré a nadie más nunca más. Aunque no me den esa casita blanca. Puede ser simplemente un techo, aislado, desplazable, un sombrero, sí, un pedazo de poste común para apoyar la espalda. No. No mataré a nadie más. Concha. A los que aman a los locos y a los asesinos, yo digo, yo les enseñaría a andar amando. Dádmelos. Sí. No mataré a nadie más, me cortaré las manos antes de hacerlo. No voy a matar a ningún niño más por tentador que sea su cuerpiño: a ningún niño. Matar es un disgusto.
¡Matar, matar, matar es un digusto!
1) No se puede responder.
Papá, papaz, papaí, paisá, paisagrí. Paz y tardanza. 0) No se puede responder. Pero ya dije que no mataré nunca más a nadie. Chorreante de lágrimas cuando recibí el telegrama lloré como un. Un loco. Tíó Bewrkzogues ha muerto. Lloré. En el estilo más chileno. La muerte la tiene con otros. Yo corazón planchado en oro y guasca trenzada. El ex yo paradito y disimulado. Pero no: no mataré nunca más. Abrieron el celular a la mañana. Abrieron otro celular. Del segundo abierto bajaron las mujeres. La moda era de cadenas arrolladas a la cintura. Bajaron del celular tintineando las cadenas, tin tin desde temprano. El primer abierto era de hombres. Bajaron. Y aquí estamos. Era eso. Allá él el que lo enfrente. Si éste es Pepe, perfecto: éste es Ramón. Cosa cosa, evidente. Dos y uno para el descarte. Mujeres con conchas. A una fila. Otra fila hombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .un vigilante hijogris. Cree que así debe ajustarme las esposas. Me lastima las muñecas inú
tilmente. Con un poco nomás basta. La cárcel tiene sus ventajas. Es preferible la cárcel estable a andar rondando de comisaría en comisaría. La ciudad no es cruel. Sólo un imbécil puede quejarse de una ciudad organizada. Todo está perfecto. Quiero estar solo en la casita blanca. Que no me dejen a nadie para no caer en la tentación. O sí, a muchos. Aunque no hay muchos. Ni uno.
Oh madre, el casamiento debió resolverse en el simple civil, seguido de un almuerzo entre los íntimos. Pero tú te obstinaste en las modas que tú llamabas modas napoleónicas. Te quitaste la sandalia de oro y adelantaste tu piecito para que yo lo besara, temblando. Tú te obstinaste. Sonreías en lo alto y yo crujía en lo bajo, luchando con la incomodidad de mi ropa de gala, el maldito espadín, la congestión de todos mis rasgos. Me puse a fumar, hice humo, y tú diste la orden de enganchar los caballos, a la moda, ibas con los pezones al aire, con el tul rozando. Oh madre. ¿Por qué has hecho nupcias tan costosas si tu hijo no puede permanecer erguido frente a ti?
La cantina estaba llena. Me quedé frente al micrófono con la boca abierta, sin poder cantar ni entender. La cantina estaba llena. No se puede responder. Preguntándome en otras ocasiones qué hacer cuando no había. Nada que hacer. Quedarse en aquella cocina distante mirando por la ventana distante, mirando dos árboles en ojiva. Quedarse todos los instantes sin nada que hacer, no se puede responder, no se puede responder. Cada canto tiene sus grietas. Es el cantor el que se pierde, pero. No se puede responder. La cantina estaba llena. Tercera Parte, Capítulo XII. En El Fiord se lee, sorpresivamente: «Entonces apareció mi mujer». Entonces se lee. ) No se puede responder. Padre nuestro que estás en los cielos, esquizofrénico, yo por mí no hubiera matado, fue por los otros: yo era demasiado extrovertido. La portera pretendió prohibirme la entrada a mi propia casa, cosas que a mí me pasan. Luchamos junto al ascensor. No quería dejarme entrar a mi propia casa. Echado de mi casa, expulsado hasta la desolada esquina opuesta, pensé, llegué a pensarlo: si me echa no vuelvo nunca más a esta casa. Padre cerdo que estás en la mierda, tu lugar si allí te veo almibarado en grumos, yo por mí hubiera matado a los otros, no a mí mismo, quieto basta. Pero me retraje. Introvertido. Papá mimame los ojos No se puede responder o se puede responder se puede responder e puede responder puede responder uede responder ede responder de responder e responder responder esponder sponder ponder onder nder der er r
Novena Parte. Capítulo III. En la novela, el marqués de Sebregondi dijo: «¿Y Dios es éste, este pendejo que por haberse metido en el Liceo Militar va a salvarse de la colimba?» Dijo, y se sintió justificado en su homosexualidad –activa– y confirmado, conforme en su extrema, cada vez más extrema necesidad de droga. Paciencia, dijo. Culo y terror. Tenía un pene digital, falangíneo. Ortopédico, un aparato brilloso le servía de mano: se la habían cortado. Anduvo por ahí y anduvo por aquí. Bulineando y otras cosas. Se lo recibió primero en familia, hasta que apareció que era un guacho. Tanteó. Hizo su cuento. Lo apartaron. Conocía algunas cosas de cirugía y se metió en las bandas, operaba. Heridas de bala. Allá él, allá su muñón. Aquí. Matar es un disgusto.
Y dificultades en la defecación y en la eyaculación, una pasta verde. Y yo no hablaría así de política. E1 tío Bewrkzogues se baja los pantalones. Es un día de mayo en la caliente Europa. La hierba crece. El tío Bewrkzogues yace. Dar siempre en la tecla como le corresponde a todo europeo: para algo inventaron la tecla. La hierba crece: otra vez. El tío Bewrkzogues se baja los pantalones y espera a los mocetones que vuelven de las eras. Cuando vengan nos perderemos la escena...
Gitano, gitano... ¡Gitanillo!


miércoles, 12 de marzo de 2008

Frases y Filosofías para el uso de la juventud

De Oscar Wilde.
Aforismos publicados por primera vez en la revista inglesa
The Chameleon en 1984. Dirigida por un amigo de Bosie, "del que nunca oí hablar, y del que no sé nada", según Wilde. Su corta existencia consta de un solo número y adquirió cierta fama ya que fue clave en los procesos contra Wilde, donde se debatió la moralidad o inmoralidad de una obra de arte.



El primer deber en la vida es ser tan artificial como sea posible.

El segundo deber todavía nadie lo ha descubierto.

La maldad es un mito inventado por la gente buena para llamar al curioso atractivo de los otros.

Los que ven alguna diferencia entre el alma y el cuerpo, no tienen ni uno ni lo otro.

Las religiones mueren cuando se prueba que son ciertas. La ciencia es el registro de las religiones muertas.

Los bien nacidos contradicen a los demás. Los sabios se contradicen a sí mismos.
Nada de lo que ocurre actualmente tiene la más mínima importancia.
La estupidez es el principio de la seriedad.
En todos los asuntos nimios, el estilo y no la sinceridad es lo esencial.
En todas las cuestiones importantes, el estilo, no la sinceridad, es lo esencial.

Si uno dice la verdad, esté seguro que, tarde o temprano, será descubierta.

El placer es la única cosa por la que se debería vivir. Nada envejece como la felicidad.

Ningún crimen es vulgar, pero toda vulgaridad es un crimen. La vulgaridad es la conducta de los otros.
Solamente los superficiales se conocen a sí mismos.
El tiempo es una perdida de dinero.

Uno debería ser siempre un tanto improbable.

Hay una fatalidad en las buenas resoluciones. Son hechas, invariablemente, demasiado pronto.
La única forma de compensar el ir a veces muy vestido es ir siempre muy educado.
Ser prematuro es ser perfecto.
Cualquier preocupación sobre lo que es correcto o erróneo en nuestra conducta, muestra un deficiente desarrollo intelectual.
La ambición es el último refugio del fracaso.

Una verdad deja de ser cierta cuando más de una persona cree en ella.

En los exámenes el tonto hace preguntas que el listo no podría responder.

Los vestidos griegos fueron en esencia no artísticos. Nada debería revelar el cuerpo más que el cuerpo.

Uno debería trabajar para el arte, o vestirse como si lo haría.
Solamente las cualidades superficiales durarán. La profunda naturaleza del hombre es rápidamente conocida.
La industria es la raíz de la fealdad.
Las edades viven en la historia como sus anacronismos.
Solo los dioses pueden saborear la muerte. Apolo murió, pero Jacinto, de quien los hombres dicen que fue asesinado, todavía vive.
Nerón y Narciso siempre están con nosotros.
Los viejos todo lo creen; los adultos todo lo sospechan; mientras que los jóvenes todo lo saben.
La condición para ser perfecto es el ocio; la ayuda que la perfección necesita es la juventud.

Sólo los grandes maestros del estilo triunfan en ser oscuros.

Hay algo trágico sobre la enorme cantidad de jóvenes que en este momento en Inglaterra
empiezan la vida con perfiles perfectos, y la terminan adoptando una profesión inútil.
El Amor a uno mismo es el principio de un largo romance.